dilluns, 26 de maig del 2008

La monia de Hatshepsut

La reina dormía en el sótano

Egipto asegura haber identificado el cuerpo de la faraona Hatshepsut en una momia anónima almacenada en el museo de El Cairo

JACINTO ANTÓN - Barcelona - 27/06/2007


Hatshepsut, la más grande de las reinas de Egipto, la poderosa soberana que se sentó en el trono del país del Nilo como un hombre, un verdadero faraón con barba -postiza- y todo, y lo condujo a una de las cimas de su esplendor, no reposa en ninguna de las dos tumbas que se construyeron para ella entre la sagrada y áurea arena del Valle de los Reyes ni en ningún misterioso escondite. Su momia, de 3.400 años, dormía anónima y humildemente en los sótanos del Museo Egipcio de El Cairo, su descanso perturbado por los pasos de millares de turistas y su real oído, que escuchó otrora los secretos de los dioses, al alcance del insidioso claxon de cualquier taxista de la capital.

La prueba final de la identificación ha sido un fragmento de muela aparecido en un vaso

Así al menos lo sostiene el mayor responsable arqueológico de las antigüedades faraónicas de Egipto, Zahi Hawass, que hoy presentará oficialmente el hallazgo -adelantado por Discovery Channel, que ha filmado la pesquisa- en el mismo Museo Egipcio.

Detrás del descubrimiento, toda una investigación digna de CSI Tebas. Y es que la identificación del cuerpo embalsamado desconocido que reposaba entre las reservas del tercer subsuelo del abarrotado museo cairota se ha basado especialmente en... una muela.

La prueba final ha sido la minúscula parte que le falta a un molar de esa momia y que, según la investigación, ha aparecido en el interior de un vaso funerario, con el nombre de Hatshepsut, procedente de su gran templo funerario en Deir el-Bahari (Luxor). Una prueba circunstancial, se dirán algunos. Puede ser, pero hay más.

La momia desconocida fue hallada en la tumba del Valle de los Reyes KV 60, excavada en 1903 por Howard Carter. En la tumba sólo había dos momias de mujeres - "muy desnudadas"- y algunos gansos momificados, según anotó desapasionadamente Carter. Pero una de ellas, y esto es significativo, era la de la ama de cría de Hatshepsut, Sitre In, a la que se adjudicó la tumba. La otra era la de una anciana con el brazo derecho cruzado sobre el pecho (la postura mortuoria de las reinas). La que Hawass afirma que es Hatshepsut fue una mujer gorda y, al momificarla, hubo que eviscerarla a través de la base de la pelvis en lugar de por el abdomen. La hipótesis de que esa momia podía ser la de Hatshepsut ha sido planteada ya en varias ocasiones antes, por Elizabeth Thomas especialmente. Pero sólo ahora el Gobierno egipcio considera que hay pruebas suficientes para anunciarlo a bombo y platillo. El tema, sin duda, va a agitar a la comunidad egiptológica.

Hatshepsut (nacida hacia 1499 antes de Cristo), hija de Tutmosis I, fue casada con su hermanastro Tutmosis II. Al morir éste se convirtió en regente durante la minoría de edad de su hijastro Tutmosis III, pero su ambición -y la creencia de que era su derecho- la llevó a proclamarse soberana con título de faraón, usurpando el trono, según sus detractores, bajo el nombre de Makara, que significa verdad es el alma de Ra. Realizó una enorme campaña propagandística de construcción cuyo cénit fue su templo mortuorio de Deir el-Bahari, una de las maravillas de Egipto, retratándose en numerosos lugares con todos los atributos de la realeza. Erigió dos impresionantes obeliscos en Karnak, envió una célebre expedición al país de Punt y realizó campañas militares, especialmente contra los nubios. No se casó ni tuvo hijos, aunque se le atribuye un amante, su gran colaborador, el noble Sennemut (un grafito les muestra en posición comprometedora, concretamente a tergo). Tras un largo reinado, la reina desaparece y se ha sugerido que su memoria fue condenada por su sucesor, Tutmosis III, que habría detestado a su madrastra.

Zahi Hawass, un investigador sólido, aunque proclive al espectáculo, no ha dudado en calificar el hallazgo de la que asegura es la momia de Hatshepsut como, por supuesto, el mayor descubrimiento en Egipto tras el de la tumba de Tutankamón.

Cuando trascendió que Hawass iba a hacer un gran anuncio relativo a una reina, empezaron a cruzarse apuestas sobre si se referiría a Nefertiti, Cleopatra o Hatshepsut, el gran trío de soberanas sin cuerpo (aunque en su día lo tuvieron y quiere la tradición que notable).

Hawass está involucrado en la búsqueda de todas ellas: tuvo un rifirrafe con la estudiosa Joanne Fletcher porque ésta identificó erróneamente la momia de Nefertiti como una de las que reposan en una cámara de KV 35, y actualmente excava la que cree que es la tumba de Cleopatra en Abousiris Magna, cerca de Alejandría. Ya veremos.